lunes, 6 de abril de 2015

TENEMOS EDADES ESTURREADAS

Tenemos edades esturreadas: Ponemos la excusa de la edad. Tenemos años suficientes. Ya peinamos cañas,  simplemente porque es nuestra obligación. Además a cierta edad lo mejor es demostrar los años que tienes frente al los demás, porque es lo que esperan de nosotros. Al igual que un adolescente mamarracho  dice: "señor es usted el último" a una persona de veinticinco,  pues de nosotros esperan comprensión de un afable y gruñón ser cercano,inmerso o pasado el ecuador, que no Venezuela, de su vida.
¡Para qué coño tendré que salir de éste!
Antes ser viejo era sinónimo de conservador. Después de una juventud contestataria, enfrentada a todo y por todo, quedaba el remanso de la tranquilidad y el disfrute de una vida amortizada a unas ideas progresistas barnizadas de utópica ilusión. No. No hace falta convertirse en Jiménez Losantos y en esos tertulianos de babosas y tóxicas fauces de reptil.
Algo de enferma tendrá una sociedad donde sus ancianos tienen ideas más avanzadas que los radicales púberes que se graban  en el culo  símbolos que ni tan siquiera conocen el origen y la terrorífica esencia del mal. Véase acólitos neonazis, mezclados con  machismo intransigente, en un campo de fútbol, por ejemplo, o en un primetime de TeleV. El resultado siempre es el mismo: somos personas que vivimos de espaldas a una realidad que viene empujando fuerte y que, nos resistimos a aceptar el progreso, de unos nuevos tiempos, que traerán una prosperidad, a la que nos  negamos. Es esa misma realidad que nos esconde precisamente, en un rincón porque, en está y en otras sociedades del santo bienestar, envejecer es sinónimo de repulsión, fealdad y rechazo  y no de sabiduría, serenidad y experiencia. Eso sería en otras vidas. No en ésta.



MELODY GARDOT - SOMEWHERE OVER THE RAINBOW
de My One And Only Thrill (2009)

Melody tuvo un aparatoso accidente a los 19 años que le obligó a estar postrada. Su médico, lejos de ver las secuelas que dejaría el traumatismo craneal, motivó aún más su incipiente carrera musical , componiendo canciones, aún cuando estaba postrada en la cama. Hoy con treinta años, es una personalísima vocalista  influida por el jazz la bossanova y el blues que se diferencia de muchas de sus coétaneas aportando una inexplicable sensibilidad que tan solo puede transmitir una voz quebradiza y susurrante, alérgica a la luz de los falsos dioses que merodean su mundo. Solo hay que oir su versión de Over The Rainbow. La hace única entre las millones hechas de encefalograma plano.



 
Algún día desearé ser una estrella
Despertar donde las nubes están lejos, debajo de mí
Donde los problemas se derriten como gotas de limón.
Muy arriba de las chimeneas es ahí donde me encontrarás
En algún lugar donde los pájaros azules vuelan sobre el arcoiris