viernes, 8 de abril de 2016

RITA I, RITA II Y LA COLLARES


 Rita I, Rita II y La Collares. La Rita que nació en los sesenta del siglo diecinueve se la conoció por cantar mejor o peor. A la valenciana, que nació un poco después, se la conoce por no decir absolutamente nada a no ser estupideces bacuas excusando sus excremencias políticas. Prefiere gastarse el dinero público en  sus Parfois antes que  hacerse la operación Vitaldent y arreglarse de una vez la piñata y los paluegos.
Si nos dan a elegir, mejor lo auténtico: Hijoputas de primera !!!
Hubo un tiempo en que otra  señora con collares, un tanto melindrosa, también le gustaba pavonearse ante la raquítica  opinión pública de la  época - tan dirigida como la actual. Ahora, hay una revolución de abalorios caros expuestos cara al sol del Levante.  
La Rita de ahora utiliza sus largos collares de perlas en competencia con la auténtica y genuina lideresa del antiguo régimen. Los utiliza para encadenarse a las patas de la maltrecha silla municipal. Aquella para amarrar un pobre a su mesa por navidad.
Rita es la artista invitada en adjudicaciones fraudulentas, remanentes de cajas B, desvío de donaciones, comisiones ilegales, blanqueo y evasión de capital: Todo un clásico mediterráneo.
La Collares original no hizo nada de eso. Ella y sus acciones formaban parte de la legalidad vigente de la época.
Distintas formas y distintos tiempos donde, en ambos, se ataban los perros con longanizas hasta conseguir ahogarlos,  y convertirlos en longanizas que aten a otros perros y así el  eterno mito de Sísifo en el que nos meten estos cabrones.

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Hace tiempo en  El País, a raíz de la muerte de Bowie,  salió un artículo del  veterano y  excelso Diego A. Manrique que, con su habitual clarividencia  periodística,  explicó el  testamento cultural  impagable de unos músicos que,  se están yendo o se irán., como todos y que, si no hay remedio , serán solo ecos de una edad de oro que jamás volverá a repetirse...

EL FINAL DE UNA ERA
DIEGO A. MANRIQUE
1 FEB 2016.El País

"Un mes después, todavía intentamos buscar sentido a lo ocurrido tras la muerte de David Bowie.
Entender la conmoción general, la intensidad de la respuesta, la universalidad del impacto que  causó la noticia. Podríamos recurrir a la confluencia de vectores."

"Para más de una generación, Bowie encarnó la liberación sexual. Tuvo su respetable carrera cinematográfica; la gran pantalla literalmente amplificó su belleza y su misterio. Fue una celebrity, casado incluso con una modelo, como mandan los tópicos. "
"Sobre todo, ejerció de estrella del pop (y más aún, del rock). Las estrellas cumplen funciones simbólicas, incluso en su desaparición. Bowie esquivó esa trampa moralista por lo repentino de su defunción, por el sigilo de sus últimos años; en todo caso, ofreció un modelo de bien morir. Nos hemos habituado a convivir con el deterioro de figuras queridas."

"Nadie podía sorprenderse con el fallecimiento de B. B. King, con 89 años, tras arrastrar su deterioro por los escenarios del mundo entero. Lo de Michael Jackson, 50 años, pudo ser sorpresivo pero llevaba dos décadas exhibiendo una decadencia espiritual y financiera; su partida nos evitó mayores decepciones".
"Felizmente, Elvis Presley se marchó en 1977, sin conocer la era en que los semidioses viven bajo el microscopio y son juzgados cada minuto."
"El óbito de Bowie, con 69 años, avisa del próximo eclipse de los protagonistas de la Década Prodigiosa. Más pronto que tarde, se irán Dylan y Joan Baez, McCartney y Ringo, Jagger y Richards, Jimmy Page y Robert Plant, Pete Townshend y Roger Daltrey, Eric Clapton y Jeff Beck."

"No quisiera adelantarme, claro. Todavía coexistimos con prodigios de longevidad: se mantienen algunos de sus padres putativos (Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Fats Domino, Little Richard). Aunque estos pioneros no derivan su carisma de la identificación con las virtudes y los excesos de la juventud insurgente; ellos no pretendían hacer la Revolución".
Los cabecillas de la Generación Rock sí articularon, aunque fuera fugazmente, la urgencia de una revolución metafórica, una transformación social, una renovación de los estilos de vida. Y se lograron bastantes de sus objetivos, gracias al arrojo de muchos de sus seguidores, embriagados por las certezas de la edad. Pero hemos necesitado el deceso de Bowie para comprender que se están extinguiendo las auténticas estrellas del rock."

 "Atención: eso nada tiene que ver con la calidad de la música del presente. Tampoco se refiere a esas parodias de rock stars, pura pose, que ahora llenan festivales".
"No. Están sucumbiendo las estrellas que tuvieron resonancia global, que retrataron un tiempo turbulento con sus canciones, que estuvieron al frente de un ejército invisible. Y los antiguos reclutas, los miembros de esa tropa, saben que las campanas de hoy también suenan por ellos."