sábado, 6 de septiembre de 2014

SALDOS VERANIEGOS

M I   M U S A   A R A Ñ A

Aquel verano en La Plaza Roja, se dió cuenta  que la inspiración voló buscando la más altas cimas del Kremlin y se entristeció con ese rostro ingenuo que siempre da que pensar.
Sentado en un frío banco, buscaba un horizonte creativo en un aburrido cambio de guardia. Luz fue su alimento durante los últimos años. Ahora era distinto. Las palomas de la Plaza Roja lo sabían y ella era su crisis. Su sombra sempiterna que no se  acababa de definir en el asentamiento.
Ella fue el éxito se su marketing. Los autógrafos en los grandes almacenes se tornaban en posteridad usualmente corrompida por envidias a destiempo-
Su primer éxito fue Expectativas Coloristas. Un detallado análisis paisajístico que obtuvo buenas críticas pero él, sintiéndose engañado, renegó públicamente de la obra. Luz le hizo llorar en la conferencia de prensa y se sumió en una incertidumbre etílica de la que tardó años en recuperarse.
Expectativas Coloristas fue una obra pretenciosa con la cual quería vengarse de tanto tiempo de ignorancia e indiferencia.

Esto es Guadalajara pero bien podría ser Mallorca

Marina se asomó en su vida con bata boatiné buscando la sal de la vida.
- Yo suelo escribir algo-. Le dijo tras semanas de indecisión y vergüenza.
Ella abríó un día, la bata embotonada.
- De tu piso al mío sólo hay un descansillo de deseo.
Ella me ayudó en los últimos capítulos de Los Objetos Contundentes. Una obra con marcada influencia underground que consiguió ser uno de los cinco libros más vendidos ese año.

Parra, el editor, le encorsetó en un viaje pagado a Mallorca. Marina le tomó la mano camino del avión. Su mirada se tornó hacia atrás mientars unas gotas de lluvia mojaban la pista de aterrizaje.

La carretera de Manacor a Porto Cristo le pareció  interminable. Sudando, emitía reproches incoherentes a una Marina radiante de salud. Ni una muela picada.
Se sintió el más humillado de los seres. Parra fue muy sutil en sus órdenes y trescientos folios era el precio de los pasadjes que, sin duda, tenía que pagar.
Marina notó la ausencia de luz en él. Los primeros días recorrían kilómetros y kilómetros de playa sin dirigirse la palabra.
Un susurro de habaneras en una tarde, cambiaron las facciones de Marina. Se fue del chalé sola.
Él llevaba siempre un pequeño bloc y un lapiz mordisqueado en el bolsillo. Mucahs veces, los datos se perdían en oscuros rincones de una desatendida memoria. Los trazos de la primera hoja eran casi ilegibles. Casi radiantes:

                "...Mis ideas surgen de ti al abrir los ojos a la libre creación. Un estallido de luz. Una bruma incesántemente bella. Una recreación del paraíso alcanzado. La voz resonande del murmullo difuminado en recuerdos de placer. Instantes medidos..."

En días sucesivos consiguieron bordear los instintos entablando conversaciones fictícias en escenarios inspirados. A Marina le hubiese gustado ser Bearn.
Creaban figuras sensitivas y relamidas. Incluso, se vestía de forma distinta para conseguir de él mayor atención literaria. Él llenaba la papelera de borrones confusos mecanografiados a un espacio que, apenas, podían enlazarse unos con otros. Era un universo caótico de ideas que buscaban armonía. Establecida, o no, poco le importaba.
Parra seguía con la presión telefónica y él aparentaba estar rodeado de gente para pasar por alto las sandeces de un editot neurótico.
Anotaba en la segunda página de la libreta con forma segura y técnica:

"...Tu presencia envuelve el paisaje pero sólo es un emblema. Un signo en mi propia vanidad que se activa en tu ausencia. Un deseo de inquietud que me demuestra lo débil que soy. A veces creo que sólo eres una deriva anímica que me atrapa de las aguas blancas. Hoy apenas he hecho algo productivo. Te pienso, te nombro, te aclamo..." 

Encendía un cigarrillo tras otro con nerviosismo en una sinfonía de desesperación. Miraba el flexo co odio. Escupiendo palabras con rabia.
- Baja. Que no se me ocurre nada.
Gritaba una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez.
- ...Que no se me ocurre nada.

Cayó rendido encima de la máquina de escribir. LA teclas se le hincaban en la car pero, era incapaz de emitir una sola queja. Una sola muestra de dolor. A,s,d,f,g  Era parte de él. Ñ,l.k,j,h. Era impisible la queja, el lamento. Todos esperaban algo de él. Algo grande. Una revolución pendiente, tal vez. Q,w,e,r,t Se durmió mientras, entre los dedos, se iba consumiendo, lentamente, el último cigarrillo de la noche. El humo se elevaba hasta el techo lentamente y, poco a poco, iba formándose una gran masa etérea dibujándose por entero las formas dulces y cadenciosas de Luz. Intentó despertarle con suaves masajes en la nuca pero, era practicamente imposible. Le susurraba al oído su nombre. El abatimiento ganaba la batalla incluso en tan especiales circunstancias. Luz se evaporó entre la ventana.

- Es una lástima. Hoy que estaba inspirada...

El vapor se elevó por el aire para caer suavemente en la arena de la playa que, empezaba a recibir graciosamente los ataques de nuevo día. Marina se extrañó al  contemplar una extraña lluvia enfrente del chalé. Lo achacó a esas cosas del mar que nos hacen tan diferentes y bobos. A esa monotonía de la alborada, a esa fragilidad del agua. Iba un poco acorde con su ánimo. Marina, extasiada, cerró la ventana y con un sonoro portazo, consiguió despertarlo.

Por la mañana recorrieron en el viejo utilitario, los pueblos de la zona. Sin ningñun interés, anotaba ciertos aspectos de la gente que farfullaba en la entrada de las tabernas. Esa ansiedad mediterránea de las zonas interiores. Gente sentada en las puertas de sus casas marcando abismos entre mirada y mirada y, a la vez, tan afables de trato y carácter.
El bloc se llenaba de rasgos mayúsculos que envolvían su evidente capacidad de aquellos momentos:

"...Cerrado. Enciende la noche de la discordia. Abro las ventanas por tu culpa. Sólo hay ojos burlones que me acusan y exigen. La obligación nunca lleva consigo el placer. Es una simple justificación. Abierto..." 

Marina compraba sin cesar objetos inservibles en un pequeño bazar de alguna de aquellas plazas blancas e iluminadas por un suave sol de transición.
Él tomaba una cerveza enuna terraza cercana. Veía las formas redondeadas y simétricas del culo de Marina al agacharse. Pero, no se ocurría nada. Ella reía escandalosamente al probarse unos sombreros de saldo que, casi le llegaban a los talones.
Al volver hacie él, le besó. A los pocos metros de llegar al chalé, hicieron una parada de urgencia.

- Si aparte de guapa, sabe  hablar, mejor aún- Pensó él.

Marina iba apagando las luces de la casa que el solía dejar encendidas de forma maniática e insconsciente. Al llegar al salón, vió en el suelo una pequeña  libreta abierta cuyas hojas se tambaleaban con el contacto de la brisa procedente de un amplio balcón.
La luz tardó tres cuartos de hora en ser apagada.

Apareció la noche siguiente en la habitación. Sonreía maliciosamente y su mirada fue la perfecta comunicación interior de sus propósitos. Él se levantó con ojos de gato mientras Marina lanzaba al aire ronquidos simulados.
Tomó de la cintura a Luz y salieron del chalé hacia la caldeada playa. Allí, recolectaron personajes, situaciones y motivaciones estilísticas. Sugerían atmósferas a bordo de cualquier desesperación sentimental. Bordaban un liviano entramado de contenidos dialogando con fluidez poética. Discutían detalles de formas  peleando por previsibles finales.
Exhaustos del esfuerzo, la claridad de Luz se fue perdiendo hasta convertirse en un finísimo vapor que le empapó por completo. En principio, sintió como si unas enormes garras le despedazasen las entrañas. Como sis sus vísceras saliesen a su encuentro. Después, el dolor se empañó de un vaho de placer que le hizo llegar auna culminación de un éxtasis inesperado.
Terminó la noche dormido en la playa. Arropado por un manto de húmeda arena mientras un canto de sirenas policiales rondaba el paseo marítimo.

Marina le observó allí tirado. Indefenso e inocente. el ir y venir de las olas le ausentó de sus pensamientos por un instante pero, al apreciar la figura de Luz emergiendo de las aguas, hizo que volviese a su sitio.
Ahora estaban las dos frente a frente. Como dos diosas. Dos estrellas errantes que se cruzan una vez en la vida. Luz sonreía con ese toque perverso y, Marina enseñaba los dientes posando para la eternidad. Marina sacó un sobre del bolso y se lo dio a una radiante Luz que comprobó su contenido son cierto escepticismo.
- ¿Cien mil?
- Ni más ni menos.- Contestó Marina dándose la vuelta
Luz se tornó etérea una vez más y Marina abrió un paraguas desplegable en su corto camino de regreso al chalé.

Marina, en el avión, llevaba una carpeta azul, con trescientos cincuenta  folios, apretada contra su pecho. Tomó su mano y volvió a besarle con afectividad y precisión. Él no pudo negarse a firmar unos autógrafos a unas asombradas azafatas que le preguntaron por su próximo libro.
- Se llamará Hedonismos y Subversiones. No me preguntéis de lo qué va porque no lo tengo claro.
Al llegar a Madrid respiró con enorme desidia. Barajas le pareció un inmenso remanso de paz. Como si se encontrase en cualquier antro costero levantino de nuevo.
Llamó a un taxi con voz segura y definida. Al intentar preguntar a Marina el sitio dónde alojarse, se encontró con la más cruel de las ausencias. Ni ella ni la carpeta azul estaban allí mirándole. Ni tan siquiera para pagar a un aburrido taxista que no paraba de menear la cabeza.

Aquel verano en La Plaza Roja, le llamó la atención el escaparate de una libería al ver expuesto el libro de uan joven promesa española. Marina Guerrera cuya obra Sacrificios y Conversiones recorría medio mundo avalada por la pretigiosa editorial Pureta.
No pudo evitar el entrar en el recinto y preguntar al raón de biblioteca que atendía el mostrador.

- ¿Tiene algo de Corín Tellado?. Excuse Me. Can You Give me anything of  Corin Tellado's shit  book?

26-04-1989


THE DURUTTI COLUMN -  JACQUELINE
De LC (1981)

Nacidos del postpunk en Manchester  e hijos putativos musicales de Ian Curtis.Vini Reilly, sigue, aún hoy en día con su pinta de cool anémico. Sigue agitando con su guitarra unas texturas evocadoras y preciosistas, poniendo  quizá, una cara dulce a  la continuación  de los infantiles y efímeros sueños provocadores que empezaron en el 77 y acabaron, casi antes de despegar de  nuestras  neuronas.