viernes, 7 de diciembre de 2018

EN EL EREMITARIO


Que  la vida nos sobrepasa no es una novedad.  Abominamos de las rutinas diarias pero, cuando nos faltan, son el único sentido a mantenernos de pie todos los días. El ser humano es un animal extraño, contradictorio, cruel, cobarde y temeroso. Estamos hechos con esos mimbres y esas bases.
El dolor  ¿Cómo es? ¿De subida o de bajada? ¿Y la curva?
Algunos nos animan, cuando, en realidad lo que nos gustaría es que nos diesen una patada en los huevos por pusilánimes. La mayor parte de las veces aquellos que presumen de empáticos son  los más inestables. La empatía, la comprensión, el escuchar no tiene que ser jamás alarde para demostrar y decir a los demás lo buenas personas que somos porque tenemos un sufrimiento igual superior al tuyo. Un Top Ten o una ginkana del dolor. El sufrimiento es único, superable o insuperable a cada persona. Qué asco nos producen aquellos que antes de relatar una desdicha propia nos vomitan la suya superior sin acabar de conocer todo el alcance: individual, único, intransferible e incomparable de un único ser que sufre, teme, piensa, medita y que no necesita conocer podredumbres ajenas.   La bondad, comprensión, empatía y escucha activa se aprecia más en breves momentos de silencio. En una mirada sincera que, en breves segundos  se dirige a una persona que tienes enfrente, que, encima nada tiene que ver contigo. Pertenece al mundo de los otros. Son los demás. Esa mayoría que nos importa una mierda  su existencia a veces con razón. Las batallas, entendemos que deben ser nuestras y privadas y las victorias igual. Las derrotas. Bueno. No sabemos qué coño es eso. Solo entendemos de fracasos políticos, económicos, sociales. Simples banalidades.  El resto es  humo y azar. 
Todo esto viene a cuento de estar jodido por las mamarrachadas sempiternas de los Franco, las supuestas ofensas a trapos de colores y ver que el poder siempre es de marca. Todo era una excusa para llegar a esto. Y para comprobar que realmente, de verdad de la buena, nos importan solo  cuatro gatos con los cuales maullamos y desafinamos a gritos cualquier canción sin venir a cuento. Solo por el placer de ser y estar vivo. 

NACHO VEGAS- LA ÚLTIMA ATROCIDAD
DE VIOLÉTICA (2018)
Nacho Vegas, frncotirador de cantautores, abre un espectro de creación, activismo, rock y vanguardia de la buena. De esa que nos lleva sorprendiendo desde que empezó su carrera en solitario en los 2000. Posiblemente sea el suicidio, justificado, de Ismael Serrano y algún otro anclado en el confort de la izquierda reconfortante donde el mensaje vale más que el medio, Con Nacho el mensaje y el medio son iguales: contradictorios, necesarios, sutiles, discutibles y transgresores. Sí. Hay transgresión que todavía no se ha domesticado ni le hace una fellatio al mainstream. Eso es  Violética y ese es Nacho Vegas.


"Y si yo fuera el último hombre en la tierra, ¿querrías repoblar conmigo este planeta?
- Y si llevamos, tesoro, juntos más de cinco otoños y aún no aprendiste ni a comer nieve en el coño."