martes, 7 de diciembre de 2021

CAROLINE VEN A LA LUZ

Posiblemente la luz fue vista por el triunvirato que ganó el Premio Planeta  este año (1 millón de euros hacienda aparte). Siendo adoradores de nuestra propia ignorancia nos gustaría saber cómo es posible escribir a treinta manos. Siendo capciosos y malintencionados podríamos pensar que uno o dos se metieron de clavo con mayor o menos idea, a ver si les resolvían la vida los 333.333,333 euros correspondientes.

Ahora, en diciembre, se lo llevarán crudo con las ventas de un libro que dependiendo del color del lomo estará acorde con  las cortinas del sal. No nos creemos que los tres aporten por igual.
A ver quien coño paga la factura de la extinción.

Por lo menos uno tiene que mirar. Va con nuestra idiosincrasia y no nos pueden defraudar.
La velocidad de las puertas giratorias serán catalogadas como energía eólica no renovable. A ver quién es el guapo que aprovecha, para producir energía, la verborrea electoralista de unos energúmenos esputando,  en los medios, una justificación llena de estado de derecho. Su codicia defeca diarreicamente en unos Pactos de Toledo firmados por la élite (de siempre)  que sigue sin entender, ni  creer, que haya alguien que sobreviva con 600 euros al mes. Sin duda, somos un país de creativos.

Ni Caroline ni nosotros deberíamos ir  hacia la luz. Nos metemos y nos la meten sin anestesia. Tragar, deglutir, engullir día a día dando gracias por vivir, existir y no pensar más de lo esperado. Buscamos el origen-causa de todo esto y, nos encontramos con un inmenso ano que defeca y come por el mismo sitio. De la Navidad ni hablamos ni hablaremos. Putos lloricas.

 «Carol Anne, corre hacia la luz»  (Poltergeist- Dir. Tobe Hooper 1982)

 

 MAX RICHTER- ON THE NATURE OF DAYLIGHT

DE THE BLUE NOTEBOOKS (2004)

Tal vez este compositor, productor y pianista  alemán de clásica contemporánea no remueva los cimientos del minimalismo con sus composiciones tempranas. Quizá, su novedad radique en esa sublime conjunción de música sacra influida por el mayúsculo Arvo Pärt y cierto deje eléctronico tamizado por los maestros Reich, Glass, Mertens y Nyman. Solo hay que oir la gran cantidad de bandas sonoras (Leftovers, Black Mirror, Taboo…) para comprender que no hemos venido a este asqueroso mundo únicamente a esperar que alguien nos sujete el cubata.