Aquel día te sentí dentro. Muy dentro. Tu índice
enguantado y lubricado exploraba el angosto rincón de mis oscuras desdichas.
Fuiste rápida, eficiente y taxativa: “Ya está”.
Me subí los pantalones y te miré a los ojos con
asombro e incredulidad. Te reíste. “Gerardo. Súbase todo bien que al final le
inspecciono el ciruelo y no se lo cubre el seguro”. Ambrosia siempre sabía
poner unas risas hasta en los momentos más incómodos.
Después de la tercera revisión empezamos a salir. Yo
no es que tuviese unos encantos especiales que consiguiesen embriagar sus
sentidos. Lo que pasó es que a base de esperarla en la sala de espera de la consulta decidió una
tarde gris y aburrida interesarse por mí. Tal vez me tomó como curiosidad o como experimento,
como verdad o como mentira convencida. No sé qué coño fue. Lo cierto es que nos pilló la mierda del
confinamiento. Se vino a vivir a mi
escueto y sombreado apartamento con balcón perfilado: aquel que solo entras de
perfil y con cuidado de no caer desde un quinto piso.
Lo de follar se tornó en un auténtico alarde médico-científico.
Joder. Si hasta tomaba apuntes. Los dos en pelotas teníamos la suerte de llegar a la meta cagando
melodías. Después me ponía a cuatro patas y ella y, por decir algo aproximado,
hurgaba en la peor pesadilla de un voxero.
Creo que se pasó un poco. O no. Vale que lo del índice ya estaba superado. Que
el black kiss pasó de ser una maravilla
ignota por muchos a una rutina pero creo, que la excelencia llegó con el
fisting. Me gustaba la hostia, pero ignoraba que era lo que tenía que seguir
buscando todavía en mí. Me preocupe
mucho. Me vi metido en un mar de
intranquilidad y desazón. |
AL FINAL LA NATURALEZA SE ABRE PASO POR DONDE SEA
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Posiblemente había algo que no quería contarme. Algo
letal cronometrado que era incapaz de decirme. Me preocupe muchísimo. Ambrosia
ya no me miraba como antes. El fornicio seguía siendo de puta madre o así creí
vivirlo. Las intranquilas noches fueron lo peor. Una vez soñé que me extendía
un volante para biopsiarme el cuerpo entero. Me llenaban de agujas por todas partes y mi única preocupación
era, ya veis que absurda es la psique, saber cómo haría un sesentaynueve con
mascarilla.
En mayo Ambrosia se marchó coincidiendo con la primera relajación del confinamiento. En
uno de esos paseos, vestida de runner, me dejó esperándola en mis tristes
cincuenta metros cuadrados. Aún hoy sigo esperando no sé el qué. Por supuesto,
las revisiones periódicas se las puede meter…
A ver si al
final lo que quería decirme era otra cosa.
NATEHIEL RATELIFF & THE NIGHT SWEATS - S.O.B
DE NATEHIEL
RATELIFF & THE NIGHT SWEATS (2015)
Rateliff músico de Missouri iniciado
discográficamente en los 2000. Sus inicios acústicos dylanianos y de excitante
voz se tornó en un vibrante compendio
metiéndose en las raíces de la Americana Music, un robusto soul blues, pinceladas
de medios tiempos influidos de Dios en
la tierra (Van Morrison) y el nunca olvidado Otis Reading. Con todo ello se
montó su grupo Sudores Nocturnos (The Night Sweats) y ahí , creemos está la mejor
versión y sudor de este hombre. Un aspirante, si no lo es ya, a puto amo.