Exactamente después de doce años digo ADIÓS ( ¿A quién?) a este onanismo mental que, como buena paja, solo satisface a su creador. Lo demás, fantasías de bajo coste sobre ideas y sentimientos que no tienen nada más qué decir absolutamente a nadie. En fin. Será como los antiguos diarios. “Querido diario. Hoy me he levantado y parece que el uñero ha dejado de joderme…” Lo mejor de todo es que esto es solo eco de mi voz de conversaciones conmigo mismo. Joder. Parafraseo hasta al gran Bill Evans (Conversations With Myself-1963). Si alguna vez alguien pasó por aquí, espero que fuese de forma fugaz como formando parte del menú degustación de redes metavérsicas al que está acostumbrado. Y cerrando ya de una puta vez pues, como empezamos con Pink Floyd y la Oración del Ateo de Miguel de Unamuno. Hasta mejor, o peor leer.
“Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.”
“¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para
abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.”