Solucionar conflictos a través de la justicia, ahora, es más caro que nunca. Fulgencio lo supo muy bien. Y, hace tiempo que decidió publicitarse acorde con la constante vida en rebajas que padecemos:
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| La maza se puede utilizar para algo más que un juicio tradicional |
Cincuenta y cinco euros por poner fin a una denuncia de malos tratos.
Sólo necesité medio litro de gasoil (con gasolina le hubiese salido un poco más caro a mi cliente). El placer de ver arder la violencia machista sería suficiente pago pero, aunque sea por las molestias de recoger las basura de la cenizas, tenía que cobrar algo.
Treinta y ocho euros por convencer a un vecino ruidoso que tú tienes, también derecho, a descansar. Paradójicamente, teniendo una adversión natural a todo deporte, he de decir que un bate de beisbol es la herramienta perfecta para crujir definitivamente las piernas del payaso del cuarto A que todas las mañanas, de los fines de semana, se dedica al bricolaje casero (y sin tener ni puta idea, además). Ahora, el bricolaje lo tendrá que hacer el cirujano si quiere que vuelva a andar.
Veinte euros por negociar un finiquito con un director cabrón que te ha cosido la palabra ERE en el pecho.
En este caso no tuve que esforzarme mucho. Tan sólo una capucha de plástico en la cabeza. Le quité la cartera. Con el efectivo, mi cliente se dio por satisfecho y, además me dio propina. Al director cabrón lo dejé tirado en una oficina del INEM con un cartel en el pecho que decía. "Yo fui uno de esos cerdos que se lucraron con preferentes". Ni que decir tiene que, en la actualidad, está en lista de espera para que le realicen un implante de cara.
Son únicamente unos pocos ejemplos. Podría decir muchos más. Tengo que dar las gracias al Ministerio de Justicia por esta externalización-liberación de gestiones. La gente de bien ha comprendido que es más barato contratar mis servicios que recurrir a las, más caras, vías tradicionales. Por cierto, se puede pagar en cómodos plazos sin intereses. Y, si no puede pagar, también lo podemos negociar. Hay litigios que no tienen valor.
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