viernes, 22 de febrero de 2013

SERES LAXANTES, TRINQUES VERGONZANTES

EL VIRREY ARTURO Y LOS EMPLEADOS CON LOS SOBRES  CUADRADOS

"La mayoría de dirigentes de la CEOE que forman el comité ejecutivo de la patronal ha mostrado su apoyo a su vicepresidente, Arturo Fernández, tras el escándalo generado a raíz de las informaciones sobre supuestos pagos en negro a sus empleados. Fernández, que también ha recibido algunas críticas,ha pedido “un tiempo de reflexión” sobre su futuro con vistas a decidir si seguirá como número dos de la asociación y máximo responsable de la patronal madrileña, CEIM, según fuentes de la CEOE". www.elpais.com"

Eran dos tipos requetefinos...
El virrey Arturo lame y abrillanta las botas de Juan Rosell, al tiempo que el rey Rosell manda funcionarios a casa subidos y hacinados en los trenes de la precariedad. El virrey Arturo copia el dictado de su rey y, así, se lo hace llegar a sus subditos. Su moral empresarial  se queda en la puerta del  estanco donde compra los sobres. Esos que albergan las limosnas que tanto agradecen, los pocos  afortunados que tienen la suerte de ser explotados en el  negocio de la hostelería. Un gremio tan dado a chanchullos de patronos  de baja estopa. Por eso, se nos hace raro que un virrey se rebaje a dar caridad  no declarada. Le vemos más soplándole la nuca a su jefe Rosell mientras éste, en la hora de la siesta, tomando un alka-seltzer, se dedica a firmar despidos colectivos y a quemar convenios colectivos que, por otra parte, ya de poco valen.
Podríamos decir que preferiríamos al otro Arturo Férnandez. Sí, el  retrógrado, que se las da de actor haciendo un personaje lamentable toda su puta vida. Pero no, el de la chatina nos produce igual o más repulsión que el virrey Arturo. La cultura, siempre, le viene grande a la derecha integrista y, a gran parte, de la supuesta  izquierda solo le sirve para decir que son cultos porque, una vez, leyeron  la página de  agradecimientos de un libro de García Márquez. Pero, eso es otra historia...
Ahora el virrey Arturo  se tomará  un tiempo de reflexión. Meditará  sobre los pájaros y las flores. Quizá se vaya a pegar tiros a Cantoblanco con senadores y congresistas. Dará razones que justifiquen la ingratitud de, todos aquellos, a los que  echa de comer las negras migajas sobrantes del espejismo de un estado del bienestar que, no enrojece por vergüenza. No. El terminal estado del bienestar, enrojece por la ira de ver la desmantelación y cierre de una sociedad que nos vendieron como modelo de prosperidad y que, ahora se traduce en caridad. Esa misma que define y que es una de las  señas de identidad de los regímenes de dudosa intencionalidad democrática.

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