GANAS DE TERQUEAR

TURQUÍA ESTORNUDÓ  (CON FLEMAS)  HACIA EUROPA  (UN DÍA)

Erdogan es un danzante derviche. Al son de flauta y tambor, gira sobre sí mismo una y otra vez, con los brazos, no excesivamente extendidos, no se vayan a pensar que pudiera ser otra cosa. Erdogan busca con, su danza ensimismada e hipnótica, encontrar la verdad a través de la elevación de su alma, en trance  giróvago. Intenta mirar hacía los  ancestros sufís pero, hoy

todo  le ha explotado  bajo el fez de la intransigencia.

Erdogan gira sin saber, en qué momento y en qué sentido, parará

Erdogan nada puede hacer ante el feudalismo imperante en los países de influencia musulmana. El laicismo de boca pequeña solo sirve para mirar a Europa, mientras, con  el talión  azota hacia Asia. Turquía es un país de contrastes  en el papel ( que todo lo aguanta) pero, en su fuero interno sigue siendo un hombre bigotudo, orgulloso  que lucha  en una Yağlı güreş ( a ver si tenéis cojones a pronunciarlo). La pasión turca pasa hoy por el parque Gezi. Sabemos que un hecho intrascendente, siempre, es la chispa que decide el  futuro tarde, o temprano.  Erdogan corre el riesgo de caer y ser, líder de un país más, de la  órbita musulman-fundamentalista. Intuimos, desde el ateísmo mas exacerbado, que, pudiera ser que Mahoma, al  igual que Jesús, no fuese nada más que un filósofo venido a menos, o a más. Que sus palabras, hechos y fundamentos, se hayan tergiversado por los intereses de cuatro santones, beatones, radicales retrógrados y asesinos. Como si sus ideas, mejores o peores, se hayan quedado a medio evolucionar. Como por ejemplo con (¡ups!) Marx. No nos creemos, o nos nos queremos creeer, que, en caso de existir, ni Jesús ni Mahoma hayan sido tan hijoputas como sus acólitos nos quieren hacer creer con  la interpretación de sus creencias.

Erdogan lo tienes claro. Espérate un rato para entrar en la UE y ser rescatado como un país decente como el nuestro. También puedes hacer como Irán, convocar elecciones para ver que tono de negro  se llevará los próximos años en las túnicas de los Ayatollah.