DÍA DE LAS FUERZAS PARADAS
La muchedumbre abandonó la manutención dada en la casa de sus padres y, armados de vergüenza, desfilaron por el Paseo de la Castellana con la mirada fija en el asfalto. Si tuviesen dinero, comprarían claveles para ponerlos en los cañones de la exclusión. Si les quedase un poco de esa valentía que, todavía no han vendido, se pondrían delante de los tanques de ignominia que, día a día, sepultan el pequeño brote verde del respeto y la dignidad humana.
Un corte más efectivo que el de mangas |
Pero no todo fue malo. La esperanza está a la vuelta de cualquier oscura, y meada, esquina. Al final, consiguió un minijob de peluquero en el Congreso. Aquella tarde fue su debut. Era todo un honor formar parte activa en la cotidianidad de los padres de la patria. Afilaba parsimoniosamente la navaja en la
cinta mientras, pedía a su primer cliente que se sentase en la silla de barbero. Su rostro, reflejado, en la brillante y pulida hoja de afeitar, mostró un incipiente rictus de excitación al decir:
- Don Mariano. Un corte a navaja, ¿verdad?
espléndido final!!!
ResponderEliminarun abrazo!!!