viernes, 13 de mayo de 2011

APOCALIPSIS CAÑÏ ( DE LOS ANIMALES)


17:00 ( EL ARROJO  DEL COBARDE )

Me llaman El Cebolludo y creo que voy a morir. Me siento muerto hoy. No por el color de mi piel y tampoco por  mis ideas, de natural libidinosas. Sino por mi propia naturaleza pusilánime Esa que un supuesto Dios inexistente me dio. Ahora, reconozco, en privado, que tengo miedo. No sé qué encontraré más alla. Tampoco sé qué pensarán mis compañeros. No me dicen nada. Solo esperan que pase la Feria de San Isidro. Desde aquí, puedo oler el pánico de alguno de ellos. Creo que me he meado encima.
Estoy a oscuras. No veo a mis compañeros pero sí  puedo sentir su presencia. No dicen nada. No sé que esperamos aquí. Pienso  que si existiese la reencarnación  en qué me convertiría. A lo mejor ya estoy reencarnado y no me he dado cuenta.
Oigo a lo lejos la armonía estridente de una fanfarria. El susurro de unas bisagras de la puerta abriéndose, deja que entre claridad al cuchitril. Corro, sin mirar atrás, por el estrecho túnel hacia la luz.

Escucho aplausos, risas y gritos de impaciencia. Miro hacia atrás por si he dejado, al final, un rastro húmedo tras de mí. Ha habido suerte y no se nota.
Una voz grave de un uniformado me devuelve a la realidad. Ahora son las cinco de la tarde. Sigo teniendo miedo, mucho miedo.

"Ahora en el trapecio, llegado desde  Gabón, EL Gran Cebolludo que será capaz
de hacer un triple salto mortal para todos ustedes"

"A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde"
                      Federico García Lorca.

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