P R A G A
Impresión:
La primera es de estupor por encontrarse con una república cuya moneda es la corona. Hasta el espantoso engengro del Niño Jesús tiene una.
Praga es un hervidero de historia y cultura. Una especie de museo al aire libre. Becherovka y Pilsner Urquell conviven en armonía. Praga, también, son obreros que colocan el empedrado deteriorado pieza a pieza. La mendicidad callejera oculta el rostro ante la humillación que supone exponerse a la caridad ajena. No se ha visto nada parecido.
Historia:
...salir, algún día ,de su camino eterno... |
Un tranvía destartalado y añorante navega cerca de la Plaza de la República. Recuerda otros tiempos grises, con formas lineales muy definidas. Un día pensó que sería revolución, pero se quedó en un amasijo de sueños de metal. Cerca del río, llegando a Malá Strana, observa algunas vidas deambulando entre libros y notas musicales clásicas. Algunos ríen tomando un buen trago de una velke pivo. Llueve con rabia. El terciopelo pasó tan tenue como su definición. Sólo es un poco más de óxido en su estructura. Sólo son los mismos de deseos de poder salir, algún día ,de su camino eterno, marcado por las vías de hierro. Pero, el niño Jesús está de vacaciones. Al niño Jesús nunca le gustó este clima ni este lugar. Prefiere marcharse a buscar el calor a otro sitio, y no hacer caso a las plegarias de un triste tranvía machacado que, pese a estar toda su vida allí, jamás conoció ni la Plaza del Reloj, ni por la Torre de la Pólvora. Sólo un poco del Moldava y una parte, inventada, del Puente de San Carlos.
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