PESADILLA ( ANTES,DURANTE Y DESPUÉS ) DE NAVIDAD
Papá Noél, aquella noche tuvo la intención de ahorcarse frente a una chimenea en un hogar del norte de Europa. Estaba cansado porque nadie le daba una jubilación digna y, optó por tomar las riendas de su futuro. Antes de ofrecer su último aliento a la nada, miró de reojo a un juguete que sobresalía de su saco. Era un pequeño oso de peluche. No tenía nada especial. Era tal vulgar y corriente como otro cualquiera. Pero, parecía que sus dos chinchetas negras miraban fijamente al envejecido gordinflón vestido de rojo. Noél creyó acordarse que una vez fue niño. Esos recuerdos permanecían como tristes posos en su memoria. Sí. Realmente una vez fue un niño. Con mocos y con lloros. Como el resto. También, como los demás, una vez al año deseó que alguien le regalase un juguete. Viejo o nuevo, de latón o de trapo. Tan solo un juguete que nunca llegó pese a que sus anhelos se hicieron más intensos en la niñez. Por eso,después de tanto y tanto devenir en la historia de la humanidad, devolvió la mirada fija a las dos chinchetas de ese pequeño y gris oso de peluche. Subido en una pequeña banqueta deseó fervientemente que el anclaje del techo, donde estaba sujeta la soga que rodeaba su cuello, fuese lo suficientemente resistente para aguantar sus ciento treinta quilos. Lo pudo comprobar al momento, después de apartar, con sus pies, la base donde estaba apoyado. Todavía, aún con la lengua fuera, pudo articular un póstumo Ho, Ho, Ho.
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