HERMÉTICOS Y ENVASADOS AL VACÍO
Sólo hay que darse una vuelta por un vagón de metro para ver a imnumerables personas con la cabeza agachada. Como si se avergonzasen de algo. Todos los días la misma ceremonia. Somos esquivos y desconfiados. Pensamos constantemente: " Que no se me siente al lado ese mugroso del final del vagón. Tiene que oler a inmundicia ministerial y, al final me hará enderezar la cabeza y mirarle a los ojos".
Nomófobos unidos con su preciado juguete |
Ahora nos dividimos en herméticos y envasados al vacío. La única coincidencia es que, tanto unos, como otros, al abrirnos, enseguida nos echamos a perder por nuestra breve sustancia tan volátil.
me ha gustado mucho lo de "título del mayor analfabeto mejor informado" (triste pero cierto)
ResponderEliminarun abrazo!!!