viernes, 9 de agosto de 2013

VIDA PROPIA




TELESFORO, RAPERO MANCO  


Aquí, de mamarracho antes de coger el metro y la gloria
Perder la gorra de Nike puede ser algo trivial que podéis ver por cualquier ciudad de por aquí. Para mi es una putada. Siempre tengo que tirar de mis colegas. Y, la verdad, es que es humillante. Me quedé sin brazos atrapado entre los railes del metro. Fue una triste noche en  una estación del centro. Llevaba la mochila cargada de  sprays. Queria inmortalizar mi firma en uno de los vagones. Pensé que no tardaría mucho tiempo en hacer una X. Pero, caminando por el andén, me escurrí por culpa de un gargajo de un marginal que cohabitaba por allí. Desperté de la anestesia  un dia después y, a la realidad, dos años mas tarde.
Disfrutad  de una  foto imaginaria  mía al lado de Jay Z, Nach o Lil Wayne, sin posibilidad de hacerles esos miriñaques de saludos absurdos que hacemos con las manos. Sólo yo enfrente del espejo con un par de muñones literales  pidiendo a la vecina  de abajo,que me cuelque los collares de oro y que me baje los pantalones. Me sentía  patético. Ni  siquiera soy negro. Mis versos-ripios no eran lo mismo sin tener un micrófono al que agarrarme. Probé a ponérmelo en medio de los güebos  dando una extraña imagen autoerótica. También, me tatué los muñones con motivos maoríes. 
Hoy soy la sensación del barrio. Todos me quieren imitar. Algunos, incluso se llegaron a amputar los brazos  en el mismo lugar dónde me ocurrió a mi. Todos me adoran. Actualmente, en lugar de saludarnos con las manos, nos limitamos a escupirnos en la cara. Es más varonil, como más de cultura urbana.
Todavía hoy, por las noches, en mi habitación, todavía anhelo  con poder, algún día,  sonarme los mocos o limpiarme el culo como dios 50 cent  manda

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