"No tengo ningún interés en llegar a ser álguien
ni en acallar el rumor que nos molesta a los dos.
No tengo ningún interés en andar de rodillas
ni en cambiar mi forma de mirar a las hormigas."
(Las Hormigas-Esclarecidos)
Dos o tres mil segundos exactos de placer. Mis ojos rozan los extremos y se descomponen en verdades como puños, espadas, samurais, filos, formas. La pintura crea en mí el ansia de introspección hacia mi despreciable infinito de bajezas y deformidades. El humor es una amarga excusa de vanidades necesarias.
El teléfono suena. Amenaza mi espesa capa de piel y sangre. No lo tomaré. Mi destino aquí fue un acuse de recibo.
El revólver hierve en mi axila. Mi sobaco, ese que tanto me gusta rascar y rascar. Lamer y chupar. Que álguien coja ese condenado auricular. No aguanto su desplante tan arrogante que justifica causas criminales.
Bilbao reza en gris y humo. Visible desde la autovía. Mi cabeza incluye explosiones, olor a metal quemado, hierros fundidos y un llanto postrero que esconden mis pupilas.
RING RING No estaré en casa. No llaméis más. No busquéis a nadie. Mi desesperación no entronca con la fuerza ni con la incomprensión.Por eso, dejad de llamar. Mi voz apenas se escucharía. Mis lamentos serían una buena ocasión de ridículo y, mis susurros podrían llevar a inevitables malentendidos.
Mis fotos familiares bajo la ducha. Graduación con un beso de Marianne por testigo. Ella cayó primero en ese coche de luz y fuego. Pura y simple equivocación. Algo lamentable. Un error a tener en cuenta.
El teléfomo sonando y sonando sin parar.
(1992)
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