viernes, 15 de marzo de 2013

GANAS DE TERQUEAR

LA  INVENCIÓN -BOLIVARIANA-  DE HUGO

Veis como no soy un vampiro.  Nos vemos, o no

 Chávez fue un  caudillo electo  que utilizó las urnas para hacer y deshacer a su antojo una sociedad. Dió pan a los hambrientos, casa a los desahuciados, y escolarizó  a una gran mayoría de analfabetos además de  escupir a las multinacionales y dar petróleo barato a Cuba. En contrapartida,  abrió una gran brecha social, silenció medios de comunicación a su antojo, dominó a una inexistente oposición, modificó  la constitución para perpetuarse en el poder,  e instauró el culto al caudillo de nuevo cuño. O conmigo o contra mí porque yo sé lo mejor que te conviene y yo pienso por ti, por siempre.

En tiempos de tinieblas. En tiempos donde, la situación es tan desesperada y donde ya, no hay nada que hacer porque no  nada se tiene,  no se puede ir a peor porque no se puede y, cualquier  penumbra es tomada como antorcha. En esos momentos cualquier cambio sólo puede ir a mejor y a eso nos agarramos. Nos da igual que sea de nuevo Rousseau bajado a la tierra o el espíritu de Stalin. Nos  tapan la boca con pan y, encima nos enseñan a leer  la cartilla de racionamiento, ¿por qué no debo seguirlos? No quiero más. El resto: palabrería y circuloquios en discursos de ocho horas televisados o
en debates por el  brote-terminal- del estado de la nación.
Chávez se agarró a Bolívar porque hizo suya la idea de independencia  frente a un imperialismo que, hoy en día, no sabe ni por donde se anda. Esa misma idea  fue inoculada en las venas de un pueblo que adoró el culto al líder en una zona acostumbrada y maltratada por múltiples dictaduras.  Es mejor que me dejen elegir la dictadura que quiero que me someta. Por lo menos no tengo que soportar  un reyezuelo electo por un dictador que luego convocó elecciones para  dar una mano de decapante democrático. Nosotros- pensaría un venezolano-  por lo menos, tenemos la libertad  de  que nuestro dictador fue electo  y el vuestro no. El vuestro hizo el camino inverso e hizo ver que las ideas progresistas salieron de él mismo. Craso error viniendo de un hijo de Fernando VII, aquel que, por cerrar el círculo, tuvo sus más y sus menos con Bolívar.

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