GANAS DE TERQUEAR

VENDIENDO (COMO SE MERECE) LA MARCA ESPAÑA

"El país asiático se ha convertido "en el segundo exportador de ropa del mundo después de China", como explica Albert Sales, portavoz de la Campaña Ropa Limpia en Cataluña. El néctar que atrae a tantas abejas se resume en unos costes de producción mínimos a costa de unas condiciones laborales que rozan la esclavitud. Estas son un sueldo medio de 28 euros mensuales por jornadas de entre 10 y 14 horas diarias durante 6 días a la semana. Sin embargo, la atención mediática acaparada por el derrumbe del edificio que albergaba varias fábricas textiles y que se ha cobrado la vida de miles de trabajadores ha llevado a su Gobierno a anunciar que subirá el salario mínimo." www.elmundo.es

En 1971  hubo un memorable, y emblématico, concierto benéfico organizado por George Harrison  Se trataba de recaudar fondos para paliar la gran hambruna ocasionada en Bangladesh  por  la guerra y el efecto devastador de un ciclón. Ocurrió en este  país, como podía haber sido otro  cualquiera de la región, de ese continente, o de cualquier otro menos del nuestro ( faltaría más).

Muchedumbre en Bangladesh esperando la apertura  de las rebajas en Zara

Bangladesh vuelve a repetir tragedia porque, parece ser que es lo único que  le puede ocurrir a los más desfavorecidos. A los que nada tienen,  sólo les queda por perder lo último: su propia vida. Se extinguen a costa de los grandes beneficios de multinacionales que, externalizan sus ansias devoradoras de reformas laborales al tercer mundo. Por menos de treinta euros puedes formar parte de una gran marca de ropa. Puedes ver en la televisión de la chabola  esos  trajes, o esos vestidos que has confeccionado en maratonianas, y hacinadas, jornadas de trabajo. Te exigen que estés orgulloso porque, tú también puedes formar parte de la recuperación de Occidente (que tan mal lo está pasando ahora). Puedes sentirte afortunado por ser uno de los elegidos que, aquel día, sufrió una diarrea y tuvo que salir del edificio (pues las letrinas estaban ya llenas de redundante miseria) para cagar en un oscuro callejón dos manzanas más abajo. Aquel día pudiste  sobrevivir a la desgracia pero hoy... Hoy, encima, te has quedado sin esos treinta euros mensuales y sin lágrimas que repartir entre más de mil muertos que no nacieron, ni vivieron, precisamente en Boston. Hay muertos  que tienen nombres y apellidos y otros nos pillan demasiado lejos de nuestra vergüenza, para que merezcan un mínimo recuerdo de respeto y dignidad